Nuestro tiempo es muy valioso. De hecho es lo único que realmente poseemos. Elegir la lectura implica dejar de hacer cualquier otra cosa mientras la misma se desarrolle, y elegir un libro implica no leer ninguno de los millones de otros libros que podríamos leer. La selección bibliográfica resulta mucho más comprometedora que la enológica (si el vino no resulta bueno, podés abrir otro inmediatamente y deshacerte del anterior tirándolo a la basura o cocinándolo en una salsa desafortunada).

Sólo hay una cosa peor que beber un vino rancio, y esa cosa es leer un libro insulso, sin ideas, paradigmas ni texturas. Siempre que leo algo intento escuchar las voces de un fantasma amigo que tiene algo interesante para contarme. Por eso es que suelo seguir muchas de las recomendaciones que mis amigos más cercanos me acercan cordialmente.

Pero hay veces (excepcionales, por cierto) en que me encuentro con algún hito especial, con algún otro referente impersonal que es fruto de diversas interacciones inconscientes o de políticas sociales subyacentes. Es el caso de los listados de libros prohibidos.

Aquel libro que es censurado generalmente tiene una o más razones para ser estigmatizados como tales y creo que muy probablemente se deba a un mensaje que se intenta silenciar.

En los libros prohibidos podemos inferir que se cumplen estos dos interesantes fenómenos:

  • al menos tienen un mensaje que transmitir
  • ese mensaje es relevante (aunque sea en términos de aquello que a un grupo de gente no le conviene que se conozca, publique y distribuya)

Por eso es que en esta oportunidad quería compartir un par de listados que con mucha facilidad pueden transformarse en guías con recomendaciones de lectura:

  1. Listado de libros frecuentemente cuestionados en el Siglo XXI, desarrollado por la Asociación de Bibliotecas Americana (ALA) para alertar sobre los derechos de acceso a la cultura y los peligros de la censura. En ese listado figuran libros de Aldous Huxley, Jerome David Salinger, Robert Cormier y otros
  2. Index Librorum Prohibitorum, un listado de libros prohibidos por la iglesia católica editado inicialmente en 1559 y en vigencia hasta 1948. En este listado figuran autores como Jean Paul Sartre, Victor Hugo, Jean-Jacques Rousseau, Immanuel Kant, David Hume, René Descartes, Francis Bacon, John Locke, Galileo Galilei, Blaise Pascal, Marqués de Sade y otros.

Con estas referencias puede que sea bastante más fácil la difícil tarea de dar con un buen libro 🙂

Si se te ocurre alguna otra fuente, tus comentarios serán bienvenidos.

Comments

Comment by sushisan on 2012-02-10 12:40:18 -0300

Circula una historia, que no se hasta donde es verdad, que adjudica al conocido censor Miguel Paulino Tato el haber prohibido el libro de física “La cuba electrolítica” por su título “comunista”

No por censurado podemos automáticamente inferir los fenómenos que indicas. En todo caso pueden poseerlos, como en este caso, independientemente del proceso de censura ni ser estos fenómenos los que llevaron a su prohibición.

Cuando la censura se convierte en una “razón de estado” la irracionalidad (ya propia del mismo proceso de censura, en todo caso) se exacerba hasta niveles inimaginables

Comment by fefu on 2012-02-12 05:47:01 -0300

> No por censurado podemos automáticamente inferir los fenómenos que indicas

Estoy de acuerdo con tu observación, y es por eso que había escrito previamente "generalmente tiene una o más razones para ser estigmatizados como tales y creo que muy probablemente se deba a un mensaje que se intenta silenciar". Queda claro que no hablo en términos automáticos ni absolutos. Las razones para su censura (el mensaje o idea a publicar) será uno de los factores que determinen si vale la pena leer aquel libro. Por supuesto que hay muchos otros, pero no vienen al caso.

Tu comentario es muy interesante, porque a partir de un suceso como la prohibición del libro “La cuba electrolítica”, surge la necesidad de buscar alguna fuente. Casualmente, el libro “Argentinos” del periodista Jorge Lanata habla en el Tomo II sobre este “director frustrado” y gracias a tu comentario, ahora tenemos un libro más en la lista de libros que vale la pena leer, como para registrar la manera en que operaba la censura por ese entonces. Por su accionar, se observa un tipo muy especial de lucidez en este muchacho Miguel Paulino Tato, el cual explica tanto su posición como la de quienes en ella lo designaron.

Lamentablemente, debo disentir con la supuesta “irracionalidad” de la censura, dado que la infraestructura necesaria para su ejecución tanto como los resultados de la misma, son parte de un sistema minuciosamente planificado (al detalle, con nombres, apellidos y directivas claramente documentadas) cuya conformación (naturalmente objetable) está muy lejos de ser fruto de la irracionalidad, sino más bien (como diría Miguel Foucault) de un uso económico y racional del poder (al menos hasta donde sus facultades y formación se lo permitían).