Imaginemos por un momento que estás escribiendo sobre un papel que no te pertenece. Qué pasaría dentro de unos meses, si quisieras volver a leer tu tesis de doctorado, o el diario de aquel viaje en el que tantas cosas nuevas aprendiste ? Este ejemplo puede resultar un poco extraño, o difícil de imaginar; tal vez se deba a que hoy en día los cuadernos de papel son relativamente accesibles y la gran mayoría de la gente que los usa para registrar sus ideas en ellos suele ser dueña de hacer lo que quiera con las hojas que haya comprado o conseguido gratuitamente hurgando la basura.
Pero cuando hablamos de los registros digitales donde guardamos nuestra información de todos los días, a muchos les sorprenderá saber que el acceso a la información almacenada depende de la “buena voluntad” que pueda tener el software para permitirnos abrir, revisar o modificar aquellos archivos preexistentes. Cuando la información es almacenada en un formato de archivo privativo (no libre), sólo el beneficiario de la patente asociada podrá darnos el permiso para acceder a esa información. Eso significa que por más que el usuario haya guardado la información, si algún día el beneficiario de la patente decide impedirle usar alguno de los formatos o tecnologías que patentó, entonces el usuario habrá perdido todo el trabajo dedicado a la creación y modificación de los datos almacenados.
Dicho sea de paso, puede que el beneficiario de la patente venda sus derechos a otros, en cuyo caso, el usuario quedaría bajo el poder del nuevo beneficiario que haya adquirido las patentes.
Tomemos el caso de un archivo de texto (un resumen ejecutivo, por ejemplo) creado con un procesador de texto. Si el documento se almacena en un formato de archivo privativo (no libre), todo aquel que desee leerlo, se verá obligado a usar una aplicación capaz de abrir ese tipo específico de archivo. ¡Qué bueno sería si existiera una forma universalmente aceptada para el almacenamiento y recuperación de archivos tan comunes como los documentos de texto, planillas de cálculo, presentaciones, bases de datos, dibujos y demás! Bueno… te tengo buenas noticias. Hace más de 5 años que existe el formato OpenDocument (.odf , .odt , .ods , .odp , .odg), el cual permite almacenar, recuperar y compartir la información en ellos almacenada, de manera libre y sin ningún tipo de restricciones. Muchas suites ofimáticas como el LibreOffice ya emplean de manera predeterminada.
La información quiere ser libre; desea y merece ser compartida. Los formatos de archivo privativos dificultan el libre flujo de la información, pero afortunadamente hay otras alternativas. Si sos de los que disfrutan de compartir, o alguien que alguna vez necesitará abrir un archivo que guardó hace algún tiempo atrás, estos formatos son los indicados.